Vida saludable y artritis reumatoide

Los hábitos saludables deben ser una norma en nuestra vida a cualquier edad y sea cual sea nuestra condición física. Pero cuando tienes artritis reumatoide, dormir bien, comer sano, dejar hábitos como el tabaco y hacer ejercicio suave mejoran de manera notable la percepción que tenemos de la enfermedad.

Descanso y artritis reumatoide

Es posible que hayas notado un tremendo cansancio que te molesta más incluso que el dolor o la rigidez de las articulaciones, característicos de la artritis reumatoide. Reserva el tiempo que precises para tu descanso, y explica a tu familia y amigos que el cansancio es un síntoma importante de la artritis reumatoide. Además, durante los brotes de artritis reumatoide deberás mantener las articulaciones inflamadas en reposo. A veces no resulta fácil adaptar tus necesidades de sueño al ritmo de vida familiar o social, por lo que no dudes en comunicar esas necesidades y su origen a todos aquellos con los que compartes ocio, tareas, responsabilidades… Seguro que lo entenderán mejor si se lo dices que si no lo dices y te agotas tratando de adaptarte al ritmo de vida de los demás. Tu familia y tus amigos quieren que te encuentres bien y entenderán perfectamente tus necesidades de descanso y de reposo. Pero sólo si las conocen.

Deporte y artritis reumatoide

Reducir el dolor de las articulaciones no depende sólo de la medicación. La práctica de ejercicios de intensidad suave o moderada contribuye de manera sensible y definitiva a reducir los síntomas de la artritis reumatoide (mejora la rigidez y el dolor articular, mejora la flexibilidad y fortalece los músculos), y también a prevenir aquellos otros trastornos (obesidad y sobrepeso, trastornos del sueño, diabetes, enfermedades cardiovasculares) que la pueden agravar. A nivel psicológico, el deporte ayuda a sentirse mejor y a tener mejor presencia física, lo que sin duda repercute en un estado de ánimo más seguro y optimista.

La natación y otros deportes que se practican en el agua, así como caminar y montar en bicicleta pueden ser buenas actividades para una persona con artritis reumatoide. Están desaconsejados, en cambio, los deportes violentos o de contacto, como el fútbol, el baloncesto, o aquellos que fuercen las articulaciones que más peso soportan (tobillos, rodillas).

Siempre será mejor poco ejercicio que ninguno. Lo mejor es empezar por ejercicios suaves para incrementar poco a poco la duración e intensidad de los mismos. Procura mantener una rutina de ejercicio y asume que éste debe sumarse a la actividad diaria: no vale ir a por el pan y contar eso como ejercicio si ya lo hacías antes.

Ten en cuenta que durante los brotes es posible que necesites reducir la actividad para evitar daños en las articulaciones. Retoma la actividad cuando te encuentre mejor y hazlo de forma paulatina.

Nutrición y artritis reumatoide

Como norma, las recomendaciones sobre una alimentación sana aplicables a la población general son también de aplicación a las personas con artritis reumatoide.

Es importante que ningún suplemento nutricional sustituya la medicación que haya pautado tu reumatólogo, con el que debes consultar si debes o no tomar estos suplementos cuya eficacia no está respaldada por estudios científicos.

La dieta ideal para la artritis
  • Cinco raciones de fruta y verdura al día (tres de fruta, dos de verdura).
  • Más pescado que carne, y dentro de los pescados, los azules son muy recomendables.
  • Las carnes deben ser bajas en grasas.
  • En cuanto a los aceites, qué mejor que el aceite de oliva para guisar o aliñar, siempre en pequeñas dosis dado su elevado aporte calórico.
Evite
  • Productos procesados, embutidos, enlatados y refinados (bollería industrial).
  • Las grasas saturadas procedentes de fuentes animales como la mantequilla, manteca de cerdo, tocino y carnes rojas y las grasas trans (abundantes en fritos, comidas rápidas, productos procesados) que son perjudiciales para su salud.
  • El azúcar y las bebidas o refrescos azucarados también aumentan la inflamación. 
  • El café, té, alcohol y tabaco.
  • Los dulces en grandes cantidades; en lugar de azúcar blanco, utilice otros endulzantes.
Siga una dieta rica en
  • Legumbres: judías, garbanzos, habas, lentejas, soja. Son una gran fuente de proteína de origen vegetal.
  • Cereales integrales: arroz, semillas de todo tipo, maíz, avena, centeno, cebada, quinoa.
  • Verduras y hortalizas: apio, zanahoria, brócoli, pimiento, cebolla, coliflor, espinacas, acelgas, puerro, patatas, espárrago y germinados (alfalfa).
  • Aceite de oliva virgen extra: rico en omega 3. Otros aceites: germen de trigo y de lino.
  • Pescado: rico en omega 3. Preferiblemente pescado azul: caballa, sardinas, arenque, boquerones, salmón.
  • Setas: champiñones, shiitake.
  • Carnes magras: pollo, pavo, conejo.
  • Frutos secos: nueces, almendras, pistachos.
  • Huevos: contienen omega 3.
  • Frutas deshidratadas: pasas y orejones.
  • Frutas frescas: ricas en vitamina C y antioxidantes. Naranja, piña, papaya.
  • Semillas: girasol, linaza, calabaza. Coma un puñado de semillas al día (puede esparcirlas en ensaladas o en el pan). Las semillas son ricas en antioxidantes, vitaminas, fibra, magnesio, cobre, hierro y zinc, todos ellos nutrientes que fortalecen su sistema inmunológico.
  • Lácteos: preferiblemente yogurt, kéfir y quesos frescos.
  • Bebidas vegetales: de coco, almendras, arroz, soja, avellanas, etc. y sus derivados (yogurt o queso vegetal).
  • Algas: nori, espirulina: alimentos de origen marino con gran valor nutricional.
  • Probióticos: el yogurt y los alimentos fermentados como el miso japonés (soja fermentada), kéfir y el chucrut (col fermentada), que contienen microorganismos buenos para nuestra flora intestinal. Su función es ayudar a digerir los alimentos y a fortalecer el sistema inmune ya que además actúan como barrera de defensa frente a la entrada de microorganismos patógenos.
Porciones: Método del plato

La mitad del plato debería consistir en verduras y frutas (ensalada variada), mientras que la otra mitad debe incluir proteína magra (pescado o legumbres) y cereales (arroz integral) a partes iguales.

Fisioterapia especializada

Un fisioterapeuta especializado podrá ayudarte a prevenir y a mantener tus articulaciones a salvo de lesiones características de la artritis reumatoide, lo que te va a permitir mantener una vida normal y la independencia en tus actividades cotidianas, así como una mayor seguridad en tus movimientos.

Un tratamiento precoz tanto a nivel farmacológico como fisioterapéutico te va a permitir mantener a raya los síntomas de la artritis reumatoide, por lo que te recomendamos preguntar a tu médico y a tu reumatólogo por fisioterapeutas especializados en artritis reumatoide.

Apoyo psicológico

Puede que el impacto de un diagnóstico de artritis reumatoide afecte a tu forma de ver la vida, incluso que tiendas a aislarte o prefieras no compartir tus preocupaciones con nadie, ni siquiera con tu médico. Es un error: habla con los profesionales, contacta con asociaciones de pacientes, comparte tus temores y tus preocupaciones porque sólo al hablar de ellas ya encontrarás que no son tan graves y que hay solución para todo lo que te preocupa.

Tu médico de cabecera podrá determinar si además necesitas apoyo de psicoterapeutas o algún tipo de medicación. En todo caso, piensa que nada es tan terrible como lo que somos capaces de imaginar, sobre todo cuando nos asaltan las dudas en mitad de la noche. Sin nadie con quien compartir los miedos y las dudas.